viernes, 7 de mayo de 2010

Integrantes del grupo












LECCIONES APRENDIDAS

Las actitudes a tomar en los diferentes aspectos de la vida cotidiana siempre serán de importancia para estas decisiones son de gran importancia y responsabilidad a la que hay que responder efectivamente. la idea de esta investigación bibliográfica sobre lo que son las actitudes esta relacionada en el trabajo social de una manera muy estrecha ya que los profesionales de trabajo de trabajo social están siempre actuando de una manera profesional ante tales situaciones que se presentan en los diferentes campos de acción.
La investigación realizada que a que se presenta es para enriquecer los conocimientos del estudiante de trabajo social y la manera de cómo explicar y aplicar las actitudes en los diferentes campos de acción, en la vida cotidiana, en la vida profesional, en la vida personal, las actitudes son nuestra responsabilidad ya sean estas positivas o negativas.

En los diferentes campos de acción de trabajo social, las actitudes deben ser con el coeficiente intelectual para que dé la mejor manera seamos profesionales de éxito en este caso no sería tanto la experiencia como trabajadores sociales si el deseo de serlo y ser responsable de las actitudes tomadas.

En el presente trabajo se presentan una serie de de pasos a seguir para tomar las decisiones y actuar de la mejor manera de una forma moral, con ética profesional, pero será solo la fuerza de voluntad la que nos guie y el interés en conocer nuestras limitantes, cualidades, los obstáculos que se tienen que vencer.

LAS ACTITUDES DE UN LIDER

Cuando el líder se encuentra dispuesto a asumir los desafíos empresariales con una actitud positiva y optimista, es capaz de ver el cielo despejado y de color azul. Sin embargo, cuando el líder imperceptiblemente se carga de negatividad, lo que consigue es generar un sinnúmero de nubes grises que opacan la brillantez de su talento para asumir los desafíos que se le imponen.

Bien sabemos que la actitud del líder es determinante en la formación de la cultura de la empresa, pero también en el cultivo de unas sólidas relaciones interpersonales que necesitan motivación y un trato humano cordial y generoso. Por tanto se requieren de líderes amables, respetuosos y abiertos a los demás.

Para ser un buen líder no basta sólo con tener sólidos conocimientos académicos, aptitudes para ejercer un determinado cargo, sino también actitudes que demuestren un trato personal de talla. Ser líder, más que ciencia es un arte que hay que saber conquistar con un aprendizaje continuo en el cuál lo importante no es no caer, sino levantarse siempre, corrigiendo los errores que como seres humanos cometemos.

Una de las actitudes necesarias es aquella para afrontar el cambio. Es innegable que no siempre en las actividades empresariales se vislumbran cielos azulados que perfilen un buen destino financiero. Sin embargo, si existe la voluntad de poner los medios adecuados sabiendo que son las personas y el talento humano la clave para el impulso, podemos hacer cambiar el panorama referido.

La iniciativa para proponer cambios necesarios debe ir acompañada de un orden que sistematice su ejecución y evaluación respectiva, pues no se trata de plantear intenciones temporales sino que perduren en el tiempo y que tenga efectos positivos en quienes laboran en la empresa.

Tal como lo precisaran ÀNGEL CASTIÑEIRA y JOSEP M. LOZANO, profesores de Esade, en “Liderazgos: una apuesta de futuro” (La Vanguardia, 20/05/05), “El buen liderazgo es generador y multiplicador de ideas, valores y actitudes... no es un debate sobre quién manda, sino sobre el sentido que le damos a nuestra acción cotidiana; sobre cómo se construye el sentido de lo que hacemos, cómo se comparte y hacia dónde nos moviliza”.

Lo importante será que quien se proponga formarse como líder empiece por reconocerse humildemente a sí mismo, un auto-conocimiento sincero que le leve a percibir sus falencias y tomar un plan de acción concreto que permita corregirlas a tiempo. El líder debe aprender a valorarse con sus defectos y virtudes. Luego de ello, el líder deberá tomar una actitud obsecuente con el cultivo de la libertad responsable, es decir que siempre que tome una decisión en cualquier ámbito de la empresa debe medir las consecuencias humanas o financieras que traerá dicha acción en el futuro.

La mejor actitud que podemos rescatar de un líder es aquella que considera el alcance de la excelencia y el éxito en la empresa como un servicio, una donación a los demás, lo cuál implica terminar con los prejuicios negativos o actitudes pesimistas predeterminadas, de las que mucho se ven cuando se convocan a reuniones de equipos o reuniones generales.

Si una persona no cambia de actitud hacia horizontes nuevos y con fines nobles, los resultados siempre seguirán siendo los mismos. Sin embargo, si toma una rectitud de intención firme proclive hacia una acción directiva y de liderazgo correcto, se puede vislumbrar no un interés por hacer crecer egoístamente el talento sino un talento orientado al servicio de los demás.

BIBLIOGRAFIA

www.programafinanciero.com
Tal como lo precisaran ÀNGEL CASTIÑEIRA y JOSEP M. LOZANO, profesores de Esade, en “Liderazgos: una apuesta de futuro” (La Vanguardia, 20/05/05), “El buen liderazgo es generador y multiplicador de ideas, valores y actitudes...

MEJORAR LA AUTOESTIMA

Mejorar la autoestima no significa creerte más importante que los demás, significa saber y tener plena conciencia de que tu vida es infinitamente valiosa.

Principio del formulario

La calidad de vida personal está notablemente influenciada por la forma como cada persona se percibe y se valora a sí misma. Esta valoración que cada individuo hace de sí mismo es lo que en la literatura científica se conoce con el nombre de autoestima.
La palabra autoestima está compuesta por dos conceptos, el de "auto" que alude a la persona en sí y por sí misma y "estima" que alude a la valoración, por lo tanto podemos definir la autoestima como la valoración que una persona hace de sí misma. Cuando la valoración que hacemos de nosotros mismos es beneficiosa para nuestra calidad de vida se puede decir que tenemos una autoestima positiva, mientras que si es perjudicial nos hallamos ante una autoestima negativa.
El proceso de mejorar la autoestima es un proceso de aprendizaje, en el que juegan un papel fundamental diversas claves, así como un trabajo continuo de crecimiento personal.



Autoestima positiva
La autoestima positiva aporta un conjunto de efectos beneficiosos para nuestra salud y calidad de vida, que se manifiestan en el desarrollo de una personalidad más plena y una percepción más satisfactoria de la vida.
Aumenta la capacidad de afrontar y superar las dificultades personales al enfrentarnos a los problemas con una actitud de confianza personal.
Fomenta la capacidad de adquirir compromisos y por lo tanto de ser más responsables al no eludirlos por temor.
Potencia la creatividad al aumentar la confianza en nuestras propias capacidades personales.
Fundamenta la autonomía personal, al aumentar la confianza en nosotros mismos, tenemos más capacidad de fijar nuestras propias metas.
Nos permite establecer relaciones sociales más igualitarias y satisfactorias, al ser más asertivos y enfrentarnos a los conflictos con actitud positiva.

Autoestima negativa
Cuando la autoestima es negativa, nuestra salud se resiente porque nos falta confianza en nosotros mismos para abordar los sucesivos retos que nos presenta la vida desde una perspectiva positiva y esto hace que nuestra calidad de vida no sea todo lo óptima que pudiera serlo.
Al faltarnos confianza personal, disminuye nuestra capacidad para enfrentarnos a los múltiples problemas y conflictos que se nos presentan en la vida.

La falta de confianza hace que evitemos los compromisos y por lo tanto abordemos nuevas responsabilidades, privándonos así de una mayor riqueza en nuestras experiencias vitales, o bien cuando afrontamos nuevos compromisos nos abruman las responsabilidades, siendo nuestro umbral de resistencia al conflicto más limitado.
No contribuye a fomentar nuestra creatividad, puesto que no confiamos en nuestras capacidades personales.
Al faltarnos autoconfianza, difícilmente nos fijamos metas y aspiraciones propias por lo que somos más vulnerables a actuar de acuerdo con lo que se espera de nosotros y no de acuerdo a nuestras propias decisiones.
Las relaciones que establecemos con otras personas no son de igualdad, dado que nuestra falta de confianza nos impide abordar los conflictos personales desde una perspectiva igualitaria, adoptando muchas veces actitudes sumisas o bien agresivas.
La autoestima puede cambiarse
La autoestima se forma a través de la observación y apreciación que cada persona hace de sí misma.
También contribuyen las creencias que cada uno de nosotros tenemos acerca de la imagen que las demás personas tienen de nosotros.
Cambiar o mejorar la autoestima supone modificarla para aumentar la confianza en nuestras propias capacidades personales.

La autoestima se va formando a lo largo de nuestra vida
El proceso de formación de la autoestima se inicia desde nuestras edades más tempranas y se continúa a lo largo de la edad adulta. En la formación de la autoestima influye el entorno familiar próximo y el contexto cultural en el que nos desarrollamos.
Los modelos familiares se transmiten influyendo en su configuración no sólo la vinculación afectiva con el mundo adulto, sobre todo con el padre y la madre, sino también el mayor o menor aprecio que se hace de nuestro comportamiento y lo que se espera de nosotros por el hecho de ser mujeres u hombres.
Desde pequeños, por el hecho de ser niñas o niños, interiorizamos una serie de creencias acerca de lo que se espera de nosotros, que vamos asumiendo y, al llegar a la edad adulta tendemos a reafirmar porque es lo que, por el hecho de ser mujer u hombre, se ha asumido como modelo cultural.

Tanto los modelos familiares como los culturales conforman nuestra autoestima por eso es importante observarlos y revisarlos para tener conciencia de los modelos negativos que hemos interiorizado y así poder cambiarlos.

Aspectos que componen la autoestima
Mejorar la autoestima para fomentarla y potenciarla positivamente, supone actuar sobre los diferentes componentes de la misma:
Componente cognitivo: supone actuar sobre "lo que pienso" para modificar nuestros pensamientos negativos e irracionales y sustituirlos por pensamientos positivos y racionales.
Componente afectivo: implica actuar sobre "lo que siento", sobre las emociones y sentimientos que tenemos acerca de nosotros mismos.
Componente conductual: supone actuar sobre "lo que hago", esto es, sobre el comportamiento, para modificar nuestros actos.
Los tres componentes están muy relacionados entre sí, de manera que actuando sobre uno de ellos, obtenemos efectos sobre los otros dos. Si modifico un pensamiento negativo acerca de mí mismo por otro positivo, seguramente me sentiré mejor conmigo mismo y este sentimiento de bienestar me impulsará a actuar, probablemente haciendo algo de lo que no me creía capaz.

Algunas claves para mejorar la autoestima
Mejorar la autoestima se puede hacer a lo largo de nuestra vida, cuando tomamos conciencia de nosotros mismos y decidimos cambiar el modelo de pensamiento, sentimiento y conducta aprendidos. Cambiar este modelo supone:
Aceptarnos tal y como somos, para ello hay que tomar conciencia de nosotros mismos cuestionándonos acerca de nuestra autovaloración y reflexionando sobre los modelos familiares y culturales que están influyendo en la opinión que tenemos de nosotros mismos.
Intentar cambiar los modelos negativos por otros positivos que fomenten nuestra autoestima.
Controlar la crítica destructiva porque lo que pensamos tiende a cumplirse, es el "auto cumplimiento de la profecía", sea positivo o negativo y por ello si nos mandamos permanentemente mensajes negativos, al interiorizarlos y creérnoslos acabamos actuando de tal forma que propiciamos su cumplimiento.
Evitar compararnos con otras personas, puesto que cada persona somos única y singular no tiene ningún sentido hacerlo y, además, al compararnos siempre encontramos a alguien que a nuestros ojos es mejor o más feliz.

Una mente positiva produce realidades positivas una mente negativa atrae realidades negativas.

EL INTERES EN CONOCER NUESTRAS CUALIDADES

Ver nuestras propias cualidades positivas y ponerlas al servicio de nuestros proyectos y actividades cotidianas.
Es importante, de ser posible, realizar este trabajo en grupo con otras personas.
1.El reconocimiento de las propias cualidades positivas o virtudes.
En general cuando se habla de “mejorar personalmente”, casi todas las personas reconocen que a lo largo de sus propias vidas se han preocupado y han intentado conocer y cambiar conductas y actitudes que no parecían favorables. Ya sea realizando estudios especializados o simplemente, de modo improvisado y espontáneo (como “conversando con uno mismo”) en algún momento hemos tratado de mejorarnos.
Si hablamos de mejorar o “superarse” (como se dice comúnmente), siempre nos imaginamos mejorar o superar “dificultades” o “defectos” personales. Seguramente hemos tratado de luchar contra esos aspectos negativos personales, y seguramente que en mayor o menor medida hemos logrado algunos cambios, alguna mejora personal. Esta fue, sin duda, una forma de conocerse y esta bien.
Qué cosas tengo interesantes que reconozco en mí? No hablamos de aquellas cosas que nos sucedieron o que nos han salido bien sino de lo que tengo de interesante, de cualidades positivas personales, de virtudes, de cualidades.
a) Haga una lista de cualidades positivas, cualidades o virtudes personales. Piense y sienta aquellas cosas interesantes que tenga, anótelas en su cuaderno. No se preocupe si le resulta difícil al principio. Trate de sacar de su pensamiento lo negativo, relájese, despéjese y vea que hay de positivo en ud.
b) Ahora mire a las personas del grupo. Vea que cualidades interesantes tienen ellos. Descubra que virtudes tienen y dígaselas. Intente ser lo mas sincero posible. Ellos a su vez le dirán que tiene ud. de interesante, anote en su cuaderno una nueva lista de cualidades positivas (esas que le dijeron ellos). Esta será una lista de virtudes que la gente ve en ud.
c) Observe las dos listas por separado (la que hizo Ud. y la que le dijeron) y elabore una sola mezclando las dos listas. Tome valor por valor y “sienta” cuál de ellos es el más importante, ¿Cuál de ellos siente que es el más interesante? Elabore una lista de mayor a menor con sus virtudes.
No se olvide de los dos puntos de vista; el propio y el de los demás. Muchas veces uno no considera aspectos positivos personales como cualidades interesantes para tener en cuenta, o simplemente considera que éstas no son tan “buenas”. Sin embargo mucha gente piensa que esas virtudes son significativas en Ud.

2. Aprovechar estas virtudes en la acción de todos los días.
Cuando uno trata de buscar que dificultades tiene, es fácil que las encuentre ya que nos dejan “sensaciones” claras. Son las tensiones asociadas a esos problemas las que “sentimos”. La tensión (que la siento directamente en mi cuerpo) la puedo localizar, sé donde la siento. Tiene “peso” y “carga” definida.

La virtud, la cualidad positiva en cambio no tienen un “lugar” donde sentirlas. Esta y no tiene potencia, es liviana como una pluma. Las cosas interesantes de uno no se sienten tanto y no nos parecen “reales”. Por eso es fácil el reconocimiento de problemas y tensiones, pero a la hora de reconocer las propias virtudes, la sensación es difusa y poco probable, como si no fuesen reales.

“La tensión, lo apretado, es real y lo distenso, lo liviano, no existe”. Así lo vivimos nosotros, entonces el sistema violento aprovecha y nos dice: “Ud. es insignificante, es un número...”
Queremos ampliar, maximizar nuestras virtudes en el sentido de la acción. ¿Cómo volcar estas virtudes en acciones cotidianas? ¿Cómo les puedo sacar rendimiento?
Nos apoyaremos en aquellas cualidades que se puedan aplicar, que puedan ser útiles a un proyecto en la vida. Aquellas que no son útiles no nos interesan en absoluto.
Necesitamos un proyecto de acción para tener referencia. Mejor un proyecto dislocado que razonable, que sirva como imagen trazadora, que sea una referencia, sea que se logre o no. No importa esto, nos importa ponernos en acción apoyándonos en nuestras virtudes, en aquellas virtudes que nos pueden favorecer en la acción.
“No podemos proponerle a nadie el sentido de su vida, pero sí el proyecto del Movimiento, que es una propuesta de acción concreta y cotidiana”.
a) Elabore un plan concreto de acción en su medio inmediato (familia, amigos, vecinos, etc...), teniendo en cuenta al proyecto del Movimiento en el cuál puede incluirse. Tome como referencia los próximos tres o seis meses.
b) Busque ahora aquellas virtudes que favorecerían a su proyecto, y aplíquelas. ¿Cómo se puede ampliar estas virtudes para que el proyecto funcione? ¿Cómo aplicar estas virtudes?
Piense qué cambios de conducta debería producir en Ud., ¿Qué tiene que reforzar?, ¿Qué tiene que mantener? Arme un “personaje” con todas las buenas virtudes y échelo a andar en el mundo.
El trabajo con las virtudes nos pone frente a un definido estilo de vida, positivizando lo mejor de uno y de los otros.
Despejándonos de lo negativo y apoyándonos en lo positivo empezamos desde ya a poner en marcha un cambio de actitud, un cambio de comportamiento un cambio para mejorar el modo de relación con las personas y la acción en el mundo.
ANALISIS:
 Según el autor de este tema es muy importante de que las personas deben de mejorar las diferentes areas y aspectos de su vida personal para poder y tener la capacidad de diferir de lo bueno lo malo y pensar positivamente aun en los momentos mas difíciles de la vida cotidiana en los diferentes campos de acción de los individuos y en sus diferentes estilos de vida qñue ellos suelen llevar sea esta profesional, personal, social etc. y de esa manera poder sobresalir de los momentos mas difíciles que se le presentan en el diario vivir.

PERSONA Y PERSONALIDAD

« ¡No hay derecho!», solemos decir, a veces, cuando nos sentimos indignados por algo que nos ocurre y no «debería ser». ¿Por qué tenemos conciencia de una dignidad personal, sea cual sea nuestra situación exterior? Un primer paso para aprender a pensar, es: REFLEXIONAR SOBRE EL SER PERSONAL. 
¿Qué es el ser humano? Se ha dicho que es un enigma, un complejo y maravilloso microcosmos que nunca se acaba de comprender del todo. 
Realicemos un movimiento de aproximación. Pensemos. ¿Cómo es posible la ciencia y la tecnología, la cultura, la historia, el arte, el lenguaje, la moral, la religión, etc.? Parecen manifestaciones exclusivas del ser humano, reveladoras de una genuina espiritualidad. 
Con Pascal hay que decir que es una débil caña, mas una caña pensante. La inteligencia tiende a conocer, y la libre voluntad al bien. Ambas actúan a modo de ventanas que se abren hacia el infinito, y al mismo tiempo hacen entrever en el hombre, al menos parcialmente, un núcleo interior invisible. 

Diríase que la persona humana -hombre; mujer- se constituye como una original síntesis de materia y espíritu. Nada hay en el universo visible más perfecto y bello que el ser humano. Cada persona, cada hijo, es un ser único e irrepetible que se desarrolla en comunión con otros seres humanos. 

Qué acertado estaba Kant al afirmar que la persona no es un medio, sino un fin en sí misma. LA PERSONA NO ES ALGO, ES ALGUIEN. 
Se tiene conciencia de que la persona no es una cosa, no es algo, no puede ser tratada como mero instrumento o medio. La razón fundamental es ésta: cada persona tiene una dignidad, un valor en sí, es un ser corpóreo-espiritual que trasciende el mundo material. Cada criatura humana merece ser respetada y amada por sí misma. 
La personalidad es el proceso y el resultado de ir creciendo como personas. La personalidad concreta de cada ser humano se fragua en la interacción de varios elementos: la herencia, el medio ambiente y la libertad individual. 
El desarrollo total de la personalidad humana, abarcada las siguientes dimensiones: 
- Educación del cuerpo; 
- educación de la inteligencia; 
- educación de la voluntad; 
- educación de la convivencia; 
- educación de la sensibilidad; 
- educación moral, religiosa.
Ninguna de estas dimensiones se educa aisladamente. La persona es una totalidad, todo está armónicamente interrelacionado. Así, aunque se incida en algún aspecto (en este caso la inteligencia), mejora el hombre entero. Educar es ayudar a crecer como persona, es personalizar.  APRENDER A PENSAR ES SER MÁS PERSONA.

MODALIDADES DEL PENSAR
Tenemos una idea, al menos aproximada, sobre la persona humana. Pero, ¿qué es pensar? 
El lenguaje corriente, expresión sabia del pensar humano, nos servirá para maniobrar: - “Piénsatelo bien” (reflexión).- “¿Qué piensas de este asunto?” (Comprensión, saber). - “He pensado en ti todo el día” (acordarse). - “Piensa qué vas a hacer” (análisis, decisión). - “Piensa cómo te las vas a arreglar” (solución problemas). - “No es correcto lo que piensas” (coherencia lógica).  - “Los filósofos piensan” (ideas, abstracción).  - “Habrá que pensar algo distinto” (creatividad). - “Piensa en el mañana” (previsión). - “¿En qué piensas?” (Imaginación). 
Estas frases, entre otras, denotan que el pensamiento es un proceso intelectual complejo, difícil de abarcar en una definición. Las modalidades del pensar son múltiples, variadas: comprender, reflexionar, recordar, abstraer, juzgar, analizar, sintetizar, solucionar problemas, razonar, imaginar, intuir, crear, etc. 
Hay, además, diversos estilos de pensar: analítico, intuitivo, especulativo, práctico, metafórico, etc. 
Entre una situación (real o imaginaria) y el hacer (o no hacer) hay una especie de intervalo o momento, que es el pensar. En términos generales, PENSAR ES SABER A QUÉ ATENERSE.
La calidad del actuar, y a la postre del ser personal, viene determinada, en buena medida, por la calidad de esos momentos mediadores que son el pensar. A veces más rápidos que el relámpago; otras, la mayoría, fruto de un metódico y laborioso cavilar  
MOTIVAR PARA PENSAR
Más que enseñar a pensar, la función de los padres ha de consistir en motivar a los hijos para que quieran pensar. Poner a su alcance las condiciones óptimas para que quieran ejercitar su inteligencia. ¿Cómo hacerlo? 
Para motivar con eficacia se ha de partir de las necesidades e intereses del adolescente, concretadas en cada hijo en particular: 
- DESEO DE INDEPENDENCIA; 
- DESEO DE SEGURIDAD;
- DESEO DE ÉXITO Y ACEPTACIÓN; 
- DESEO DE EXPERIENCIAS; 
- DESEO DE COLABORAR. 
La independencia es la meta natural de la personalidad en desarrollo. La independencia intelectual supone pensar por cuenta propia; va unida a la autonomía de la voluntad. Por consiguiente, habrá que, PROCURAR QUE TU HIJO PIENSE, QUIERA Y ACTUE POR CUENTA PROPIA. 
Los padres que dan seguridad a sus hijos (sin caer en la sobreprotección) les motivan para vuelos cada vez más elevados, arriesgados. Es desde una base segura (económica, afectiva, volitiva) como se emiten juicios, se aventuran hipótesis, se afrontan problemas, se buscan alternativas imaginativas. 
Una familia estable y armónica es el puerto natural idóneo donde el hijo, desde la confianza, puede ir ejercitándose en desarrollar las propias capacidades, ponerse a prueba. 
LA SEGURIDAD FAVORECE EL PENSAR
De otro lado, el éxito favorece la autoestima, aumenta la seguridad, predispone para otros intentos. Habrá que ayudar a los hijos a que se marquen objetivos posibles, adecuados a sus fuerzas, ni demasiado llanos, ni excesivamente difíciles. De modo análogo, la aceptación del hijo, concretada en detalles diarios, es un estímulo a su seguridad, a la construcción de la propia imagen. Se requiere, por tanto, 
PONER LOS MEDIOS PARA QUE EL HIJO TENGA ÉXITOS PERSONALES
Motivar a pensar es, también, canalizar positivamente la exigencia y necesidad de experiencias, según la edad y madurez. Es decir, ofrecer ocasiones para explorar, conocer, pensar, en formas social y moralmente positivas. Por ejemplo, mediante: 
- Buenos libros; 
- películas o vídeos formativos; 
- programas de televisión seleccionados; 
- deportes;
- visitas culturales; 
- fiestas y bailes (en casa, con amigos...). 
Es cuestión de imaginación, de aprovechar los recursos de cada momento y lugar, de aplicar ideas conjuntamente con otros padres en circunstancias similares. En cualquier caso.

OFRECER AL HIJO UN AMPLIO ABANICO DE EXPERIENCIAS POSITIVAS, DE CALIDAD.
Los jóvenes tienen una marcada preocupación social, son muy sensibles al mundo que les rodea. Tienen deseos de participar en actividades altruistas, de luchar por un mundo justo y solidario. Los padres pueden orientar ese deseo de colaboración y participación a través de clubes, asociaciones de defensa de los derechos humanos, etc. Los campos de trabajo, los campamentos, el empleo temporal en una empresa, son otras actividades que ayudan a madurar, a servir. 

PENSAR EN ACTIVIDADES SOLIDARIAS, AL SERVICIO DE LOS DEMÁS
 
12. OBJETIVOS DE PLANES DE ACCIÓN
1.      Hacer un auto examen de las ACTITUDES PATERNAS en relación al desarrollo de los hijos, a partir de las siguientes cuestiones:
       ¿Dedico tiempo suficiente y atención prioritaria a la educación de los hijos, a ayudarles a pensar?;
     ¿tengo la preocupación de formarme como padre y pongo los medios para ello? ¿Sigo un plan de lecturas, cursos de orientación, etc.?; 
       La verdad, el bien, la belleza: ¿son valores situados por encima de los intereses materiales?; 
      ¿muestro ante los hijos una conducta natural y espontánea, no exenta de lucha por mejorar?; 
         ¿escucho con frecuencia a cada hijo, en un diálogo abierto, confiado? ¿Me esfuerzo en comprender sus puntos de vista, sus problemas e inquietudes?; 
         ¿conozco las aptitudes, personalidad e intereses de cada hijo, y exijo a cada uno de modo independiente?; 
         ¿procuro conocer el estilo concreto de pensar de cada hijo?; 
        ¿procuro aceptar a los hijos tal como son, aunque procure que mejoren?; 

         ¿concentro la acción educativa en motivar, elogiar, sugerir, ayudar, en hacer pensar?; 
         ¿acepto favorablemente las iniciativas, las ideas nuevas, la colaboración de los hijos en las tareas y problemas familiares? 
2.      Elaborar algunos CRITERIOS DE OBSERVACION para conocer a cada hijo, en aspectos relacionados con la educación de la inteligencia 
Aspectos a observar en casa  
¿Acostumbra a argumentar sus opiniones? 
¿se esfuerza en los estudios por comprender, más que memorizar? 
¿Cuáles son sus planes, sus ilusiones, sus metas? 
¿Manifiesta una sana capacidad crítica frente a los medios de comunicación? 
¿Se muestra interesado en preguntar, saber, investigar, buscar información? 
  ¿Es original en sus planteamientos? 
¿Sigue un método de estudio? 
¿Suele reflexionar antes de decidir sobre sus asuntos personales? 
¿Qué actitud adopta frente a los problemas, dificultades, obstáculos? 
Los resultados de estas observaciones serán ocasión para conversaciones de los padres con el hijo, a fin de dar la ayuda necesaria. 

3.      Orientaciones concretas para MOTIVAR a pensar 

DESEOS BÁSICOS. CÓMO MOTIVAR INDEPENDENCIA
-Dejarle pensar y hacer las cosas por sí mismo. 
- Alentarle para que vaya resolviendo los problemas por su cuenta. 

-Transformar la exigencia en autoexigencia: «Puedes llegar a donde quieras». 
-Conceder zonas progresivas de autonomía (tiempo, lugar, actividades, etc.). 
SEGURIDAD 
- Tener confianza en los hijos, con detalles palpables: «Estoy seguro de que eres capaz de hacerlo». 
-Alabarle las cosas bien hechas. 
-Valorar el esfuerzo más que los resultados. Por ejemplo, al comentar las notas. 
- Ayudar a valorar los juicios y razonamientos de los hijos. Tener en cuenta sus opiniones y sugerencias. 
- Ayudarle a culminar con éxito metas concretas: en los estudios, en tareas que se le encomienda, en trabajos específicos. 

ÉXITO, ACEPTACIÓN 
-Hacerle experimentar la satisfacción del deber cumplido, el trabajo bien hecho: «Te felicito por lo que has hecho». 
-Proponer objetivos valiosos y asequibles; dar los medios necesarios. 
-Palabras de elogio, algún premio material: «Noto que cada día lo haces mejor». 
-Darles ocasiones variadas de éxito personal, que se luzcan. 
-Escuchar, comprender, disculpar, rectificar: «Si te puedo ayudar en algo... ». 
EXPERIENCIAS 
Adelantarse en las experiencias: « ¿Qué te parece si fuéramos a...?». 
Ofrecer variadas y valiosas experiencias: libros, deportes, salidas, etc. 
 Permitir ciertos tropiezos, fracasos o dudas: ayudar a construir desde mejores fundamentos. 

Establecer o promover contactos o tertulias con personas de gran calidad intelectual o moral. 

BIBLIOGRAFIA

Toni Jiménez Guerrero. Enseñar a pensar. www.edicionespalabra.es

LAS ACTITUDES

El desarrollo de la inteligencia depende:
- De las aptitudes personales;
- de los conocimientos y técnicas; 
- de las motivaciones; 
- de los proyectos;
- de las actitudes. 
Estas últimas vienen a ser unas disposiciones estables, de naturaleza mental y afectiva, que hacen afrontar la realidad de una manera positiva o negativa. Con actitudes positivas, los chicos se comen el mundo; con actitudes negativas, el pensar es cansino, el actuar mediocre. 
La familia, la escuela y el medio social son los tres marcos de referencia configuradores de las actitudes. El primero es, sin embargo, decisivo. Normalmente, las actitudes de los hijos son un reflejo de las de los padres. 
Veamos algunas actitudes, en relación al pensar:
ACTITUDES NEGATIVAS:
pasotismo, orgullo, inseguridad, subjetivismo.
ACTITUDES POSITIVAS:
compromiso, flexibilidad, confianza, objetividad. 
El pasotismo es desentenderse de todo, es apatía y automarginación. Se puede combatir con objetivos similares a éstos: 

Formular preguntas que hagan pensar que ejerciten la capacidad crítica;  

Ayudar a descubrir ideales nobles, valores verdaderos: la amistad desinteresada, la preocupación por los pobres, etc.;  
Poner al hijo pasota ante buenos ejemplos (padres, profesores, amigos);  
Aprovechar el tiempo libre con actividades interesantes, formativas;
Fomentar la lectura de grandes personajes: héroes, santos, investigadores, exploradores, etc.;  
Procurar que reciba una buena orientación profesional.  
La persona insegura tiene miedo a pensar, a confiar en su propio juicio, a cometer errores, al qué dirán. La inseguridad puede superarse:  Promoviendo la autoestima.  
La persona orgullosa casi siempre cree tener razón. Sus expresiones suelen ser categóricas, de todo o nada. Donde las cosas son probablemente ciertas, el orgulloso afirma su verdad dogmáticamente. Le cuesta rectificar, aceptar otros puntos de vista. Es autosuficiente. ¿Cómo se le puede ayudar? Señalamos algunas sugerencias: 
Intentar que respalde sus afirmaciones con argumentos: « ¿Qué pruebas tienes?»; 
Procurar que examine varias opciones y vea las más razonables;  
Si utiliza el «todo», «nunca», «nadie», hacerle reflexionar: « ¿Estás completamente seguro?». «¿Y en aquel otro caso?»  
La persona subjetiva tiende a pensar las cosas desde la atalaya de su propio yo. Es una actitud emparentada en línea directa con el orgullo. Procedimientos que pueden ayudar a cambiar positivamente esa actitud, son:
Hacerle ver otros puntos de vista o alternativas;  
Habituarle a atenerse a los hechos, a contrastar las ideas con la realidad concreta;
Apoyar las ideas que considera «claras» con argumentos sólidos, con buenas razones.  

ACTITUDES POSITIVAS

Para avanzar en el arte de pensar, se requieren, al menos, estas cuatro actitudes positivas: 
Autoexigencia-compromiso. La persona autoexigente piensa y actúa por cuenta propia, no entra en lamentaciones estériles, sino que se esfuerza por transformar y humanizar el entorno. Es comprensiva con los demás y exigente con ella misma. Se marca objetivos concretos de mejora personal, tiene metas, ideales. Se interesa por los problemas de los demás, tiene una actitud abierta, se «complica» la vida comprometiéndose en tareas de servicio. 
Confianza en sí mismo. La persona segura se da cuenta de lo que puede y no puede hacer, conoce sus posibilidades y límites. Desarrolla conductas autónomas, afronta las situaciones y problemas con ánimo resuelto. Tiene fe en su esfuerzo personal, se abre a la comunicación con los demás. Es emprendedora, creativa, pone a prueba su; capacidades y habilidades. 
Flexibilidad intelectual. La persona flexible, receptiva, tiende a ser objetiva, sabe que no lo sabe todo, está abierta a razones, a nuevas verdades, a nuevas posibilidades. Sabe escuchar y comprender otros puntos de vista. No suele ser categórica en sus afirmaciones, matiza el alcance de sus propuestas. Fácilmente está presta a rectificar, si le hacen ver que está equivocada. Inicia procesos de colaboración, cooperación, quiere aprender a aprender.
Objetividad. Es la actitud de reconocer las cosas tal como son, sin componendas interesadas. Va unida a la humildad intelectual. No es lo mismo forzar las cosas ajustándolas a nuestros esquemas previos, que esforzarse en conocer la realidad en su puridad. La persona objetiva se abre al mundo circundante, el visible y el invisible, ensancha su interés por captar el ser íntimo de las cosas.

ACTITUD
La actitud es uno de los factores personales que influyen en el aprendizaje de una lengua. Consiste en la disposición psicológica del aprendiente ante los procesos de enseñanza-aprendizaje; afecta a muy diversos aspectos de estos procesos y experimenta variaciones a lo largo de su desarrollo. Otros factores personales estudiados en las investigaciones sobre aprendizaje de lenguas son la aptitud, la edad, el estilo cognitivo y la motivación. Mediante el uso de diversas técnicas es posible poner de manifiesto cuáles son las actitudes de los alumnos en un determinado momento; entre esas técnicas es frecuente el uso de cuestionarios, entrevistas personales y diarios de aprendizaje.

Aunque los factores personales resultan metodológicamente difíciles de medir, la investigación en adquisición de segundas lenguas ha intentado comprobar la correlación existente entre el desarrollo de actitudes positivas hacia los hablantes de la lengua meta por parte de los alumnos y su adquisición de la lengua. Según estos estudios, hay que tener en cuenta, entre otros factores, la influencia que sobre el alumno ejercen su entorno social y familiar, su origen étnico, su propia comunidad de habla, su lengua primera, el aula, y el contexto de aprendizaje.
En el ámbito de la enseñanza, la actitud del alumno ha sido siempre valorada como una condición importante para el aprendizaje. Un conjunto de enfoques (el humanístico, el comunicativo, el integral y el enfoque centrado en el alumno), sostiene la necesidad de integrar la variable afectiva, junto con la cognitiva, en el proceso de aprendizaje; para ello se propone la ejecución de actividades que contribuyan al desarrollo de actitudes positivas. Tales actividades se llevan a cabo en el marco de una interacción real y una comunicación significativa entre los alumnos, cuidando al mismo tiempo de mejorar la autoimagen, aumentar la confianza en sí mismo y promover el mutuo reconocimiento de la personalidad.
Por otro lado, los enfoques culturales han estudiado cómo el desarrollo de actitudes positivas hacia los hablantes de otras lenguas se ve favorecido por el conocimiento del entorno cultural. Desde estos enfoques se aboga por la inclusión de la interculturalidad, la competencia pluricultural y el plurilingüismo en el currículum, y se considera que ello permitirá desarrollar en los aprendientes una actitud crítica hacia la propia cultura, condición favorable a la ejercitación de la competencia intercultural en situaciones de comunicación intercultural.
En las prácticas del aula se puede contribuir de diversas maneras al desarrollo de actitudes positivas: por ejemplo, llevando a cabo un análisis de las necesidades de los alumnos y proponiéndoles la fijación de sus propios objetivos de aprendizaje; potenciando la dinámica de grupo y el aprendizaje en cooperación; utilizando materiales didácticos auténticos; integrando los conocimientos previos; primando la autonomía en el aprendizaje, etc.
Bibliografía básica
1.Arnold, J. (1999). La dimensión afectiva en el aprendizaje de idiomas. Madrid: Cambridge University Press; Colección Cambridge de didáctica de lenguas, 2000.

1.Williams, M. y Burden R. L. (1997). Psicología para profesores de idiomas. Enfoque del constructivismo social. Madrid: Cambridge University Press; Colección Cambridge de didáctica de lenguas, 1999.
Bibliografía especializada
1.Byram, M. y Fleming, M. (1998). Perspectivas interculturales en el aprendizaje de idiomas. Enfoques a través del teatro y la etnografía. Madrid: Cambridge University Press; Colección Cambridge de didáctica de lenguas, 2001.
2.Larsen-Freeman, D. y Michael H. L. (1992). Introducción al estudio de la adquisición de segundas lenguas. Madrid: Gredos, 1994.
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